Esto es lo que ha sugerido un nuevo estudio. Al parecer, individuos que están en riesgo de desarrollar problemas cognitivos ayudan a contrarrestar su propensión con el ejercicio.
Los autores del estudio observaron a 35 adultos que sufrían de deterioro cognitivo leve durante un período de seis meses. Los participantes se dividieron en dos grupos: uno que realizaba actividades aeróbicas varias veces por semana, incluyendo entrenamientos en una cinta rodante y bicicleta estacionaria, y el otro, un grupo de control, que sólo participaba en ejercicios de estiramiento. Los investigadores realizaron exploraciones de resonancia magnética en los participantes y se les hicieron pruebas que medían la llamada función ejecutiva, la cual controla tareas mentales como prestar atención en una reunión.
Aquellos que hicieron ejercicio al menos cuatro veces por semana experimentaron un aumento de volumen total y en materia gris de algunas áreas del cerebro, incluyendo en el lóbulo temporal, que está asociado con la memoria a corto plazo. Aquellos que sólo hicieron estiramientos también experimentaron un aumento, pero el grupo de ejercicios obtuvo mayores beneficios. Además el grupo que realizaba los ejercicios también mostró un mejor desempeño en la función ejecutiva, mientras que en el grupo de estiramiento no se observaron mejoras.
En general, cualquier tipo de ejercicio puede ser beneficioso. La actividad aeróbica puede crear beneficios potenciales para un mejor el funcionamiento cognitivo. Este estudio puede ser particularmente importante para la investigación de la demencia porque son aquellos precisamente con deterioro cognitivo leve los que están en un mayor riesgo de sufrir enfermedad como Alzheimer. El ejercicio ya es un remedio conocido para ganar materia gris, un componente importante del sistema nervioso central; Y por el contrario su pérdida se asocia con el Alzheimer.
Sin embargo, hay algunas consideraciones que se tienen que tomar en cuenta con respecto al estudio. El tamaño de la muestra fue pequeño, y la edad promedio de los adultos que participaron fue de 63 en el grupo de ejercicio y 67 en el grupo de estiramiento, aproximadamente la edad a la que suelen aparecer los síntomas de Alzheimer. Esto significa que los investigadores no están seguros de qué efecto tendría el ejercicio en otros grupos con diferente edad, y ahora se necesita hacer más investigación para poder llegar a una conclusión definitiva. Sin embargo, es un paso positivo, ya que como vemos, obtenemos solo beneficios de la actividad física.