Hay evidencia que parece indicar que hay algo que se esta pasando por alto, el bullying. Un nuevo estudio, encontró que más del 30 por ciento de los niños han sido acosados por sus compañeros debido a sus alergias, y que solo en la mitad de los casos los padres son conscientes de ello.
Es muy fácil intimidar a un niño alérgico, o atacarlo psicológicamente. El simple gesto de agitar una bolsa de cacahuates en su cara es violentarlo. El estudio examinó a 251 familias reclutadas en una clínica de alergia a alimentos. En general, el 45 por ciento de los niños y adolescentes comprendidos entre las edades de 8 y 17 años declararon estar siendo intimidados, y de ese porcentaje un 31,5 por ciento declaró que era debido a su condición alergica a los alimentos. Este tipo de intimidación ocurría mayormente en la escuela e incluye burlas, compañeros agitando comida en su cara, arrojándoles comida o frotándoles algún tipo de comida tratando de desencadenar alguna reacción alérgica.
Cuanto más frecuente sea el bullying, peor será la calidad de vida del niño, según el estudio. El estudio también demostró que la mayoría de los padres desconocen la situación por la que pasan sus hijos: sólo el 50 por ciento estaban al tanto del acoso. Cuando las madres y los papás estaban enterados, los niños presentaban una mayor calidad de vida, lo que sugiere que los padres pueden ayudar en este caso.
Los padres, de forma natural, pueden hacer preguntas del tipo, ¿la gente te molesta en la escuela o en otro lugar? ¿tus compañeros se burlan por tu alergia? Los médicos, ya sean pediatras o especialistas en alergias, también deben estar conscientes de la posible intimidación que existe relacionada con los alimentos y tratar de dialogar con los pequeños para aliviar la carga. Tal vez muchos médicos piensan que ese nos asunto suyo o que los niños no hablarán del tema con ellos, sin embargo el estudio demuestra que si lo hacen.
En las últimas décadas se ha registrado un aumento significativo de las alergias en los niños, en algunos países de hasta el 18 por ciento. Aunque muchos científicos se sienten desconcertados por este fenómeno, algunos ya se atreven a denunciar que este problema puede deberse en gran medida a la contaminación de los alimentos en sus procesamientos o cultivo.
Vivir con una alergia a los alimentos es emocionalmente estresante, ya que la única manera de prevenir una reacción potencialmente mortal es estar atentos a evitar los alimentos problemáticos. Cuando los niños con alergias alimentarias son intimidados por ser expuestos o insultados con un alimento al que son alérgicos, aumenta la ansiedad y el estrés, lo cual crea una sensación de aislamiento e inseguridad.