En el estudio dicho individuo consume diariamente por un mes y lleva un estilo de vida sedentario. Lo descubierto realmente no sorprendió mucho. Los 18 estudiantes de medicina activos y saludables que se ofrecieron como voluntarios para el estudio mostraron un aumento de peso promedio de 7 kilos, 7 centímetros de cintura y un 3.7% de grasa corporal durante el período.
Además de lo anterior también mostraron un aumento en las enzimas hepáticas llamadas alanino aminotransferasa (ALT), lo cual puede ser un signo de daño hepático.
Si bien no está claro que el aumento de dichas enzimas se debió a la comida o al sedentarismo, los investigadores descubrieron que el daño principal no provenía de la grasa animal. Al parecer el colesterol bueno aumentaba, a pesar de que la cantidad de grasas animales también incrementaba y lo que parecía ser más dañino era el aumento de carbohidratos que contenían los refrescos azucarados, las papas fritas y el pan.
Aunque los resultados no fueron concluyentes la gran mayoría se inclina a pensar que estos últimos fueron la razón principal por la que las enzimas hepáticas se incrementaron.
Independientemente del estudio la conclusión que podemos sacar después de mucho tiempo de estudios es no comer en exceso azúcar y almidones y hacer mucho ejercicio.