Un equipo de investigadores británicos realizó una auditoría después de encontrar casos individuales de efectos secundarios ausentes en los reportes médicos, hospitales y académicos. Para determinar qué tan extendido estaba el problema, analizaron 28 artículos de revistas que, en conjunto, verificaron de forma cruzada los datos publicados de más de 500 estudios clínicos con los propios.
Los resultados de la revisión confirmaron que algunos medicamentos pueden tener efectos secundarios que ni siquiera los médicos conocen, lo que significa que los tratamientos pueden no ser tan seguros como parecen.
Lo encontrado confirmó las sospechas: los datos faltantes son muy comunes. Las publicaciones a menudo informan una proporción menor de los efectos adversos medidos que los observados en la investigación clínica. En muchos casos los doctores desean hacer lo mejor para el paciente, pero si solo puede acceder a la mitad de la información, entonces la decisión de elegir un medicamento o dispositivo en particular podría no ser tan confiable como uno quisiera.
Pero, ¿qué pueden hacer los pacientes? La verdad es complicado tener acceso a esta información, pero si tienes ocasión de participar en un ensayo clínico, al firmar el formulario de consentimiento, se debe poder estipular que se desea tener acceso a los resultados. Una vez teniendo la información se puede hacer pública para que se conozca. Pero para la mayoría de las personas lo mejor es tratar de usar medicamentos solo en casos estrictamente necesarios y tratar de mezclarlos con remedios caseros.