Algunos han resultado contradictorios, pero un nuevo estudio, sugiere que ciertas vitaminas pueden reducir el riesgo de algunos tipos de cataratas. Además se señala que la ingesta de grasas poli insaturadas, de proteínas, o de espinacas también pueden ayudar a evitar esta afección.
Una catarata es un disturbio de la lente cristalina de nuestros ojos, en forma de área opaca. Los tres tipos de cataratas se describen generalmente por su ubicación. El tipo más común, por lo general asociado con el envejecimiento, es la catarata nuclear, que se produce en el centro de la lente. La catarata cortical, que aparece más a menudo en personas con diabetes, comienza en los bordes exteriores de la lente y avanza lentamente hasta alcanzar el centro del ojo. Y por último el tipo subcapsular, que se desarrolla lentamente, y es una pequeña área opaca, que se encuentra generalmente en la parte posterior de la lente.
Investigadores australianos, reclutaron a casi 3.000 personas para hacer un nuevo estudio sobre el tema, en el cual se observaría en el desarrollo de cataratas al transcurrir el tiempo. Dentro del grupo de personas ya existían personas con la enfermedad, y se ha hecho un informe sobre el impacto que tienen sus hábitos dietéticos en sus ojos. Además de la alimentación, los investigadores están considerando otros factores que pueden influir en el desarrollo de la afección.
Dentro de los resultados preliminares, se encontró que una mayor ingesta de proteínas, vitamina A, niacina, tiamina y riboflavina reduce el riesgo de desarrollar catarata nuclear. Por otro lado, la ingesta de grasas poli insaturadas, que se encuentran en los aceites vegetales, el pescado y los aceites de pescado, reducen el riesgo de desarrollar la catarata cortical.
En general, estos resultados apoyan otras investigaciones que sugieren que los antioxidantes reducen el riesgo de cataratas. Varias vitaminas del grupo B, como la riboflavina, niacina y tiamina, también se han asociado en el pasado con un menor riesgo de sufrir la enfermedad. Sin embargo, el único alimento en concreto, asociado a la prevención, son las espinacas, quizás debido a su alto contenido de luteína.
Sin embargo, hay quienes aseguran que se podrán hacer recomendaciones concretas a las personas cuando se defina con certeza las causas de la enfermedad.