Por esa misma razón es buena idea aprovechar esta ocasión para repetirlo: el entorno en el que crece, la educación que recibe un niño es sumamente importante. Tal como si fuera un engranaje bien aceitado, las variables familiares positivas que se ejercen sobre el individuo tienen un gran impacto y favorecen el éxito y la felicidad futura del mismo.
Investigadores japoneses recientemente encuestaron a 5,000 adultos para evaluar el impacto que tiene el interés o desinterés, la confianza, las reglas, la independencia, así como el tiempo que pasaron junto a la familia y las experiencias de ser regañados en el niño. El estudio arrojó que los adultos que tuvieron padres que les brindaron apoyo y recibieron una amplia atención positiva reportaron salarios más altos, más éxito académico y mucha felicidad. Los adultos que tenían padres estrictos que les prestaron altos niveles de atención lograron logros económicos y académicos, pero tuvieron niveles más bajos de felicidad y más estrés. Además, otro estudio sobre el mismo tema encontró que los niños que crecieron bajo un régimen autoritario tenían cinco veces más probabilidades de tener sobrepeso.
Claramente, si se adopta un estilo de crianza positivo y de apoyo, se fomenta la creencia en uno mismo, así como el desarrollo de la empatía y la conciencia. Y otro punto a importante a considerar: ¿Qué pasará con los niños de hoy en día que tienen menos contacto con sus familiares y menos tiempo de juego al aire libre que las generaciones anteriores? Habrá que esperar para ver, pero parece obvio que la interacción con una familia grande y el juego espontáneo influyen positivamente en el desarrollo individual y social.