Pero, con todo el debate sobre lo que constituye una dieta saludable, es difícil saber por dónde empezar. Vamos a hacerlo con la grasa.
Investigadores en Estados Unidos han declarado que el consumo total de grasa tan solo en ese país se ha disparado de menos de 20 kilos por año en 1950 a casi 35 para el año 2000. Lo cual se traduce en 305,775 calorías totales por persona al año. Por otro lado, otro estudio más reciente reveló que todo ese consumo de grasa fuerza al cuerpo a producir de un péptido llamado neurotensina (NT por sus siglas en inglés), siendo el objetivo primordial de este último aumentar la absorción de grasa. En pocas palabras podríamos decir que grasa llama más grasa.
Es por eso que necesitas elegir cuidadosamente las grasas que consumes. Las grasas buenas pueden mejorar su salud, reducir la inflamación y la resistencia a la insulina y además de hacerte lucir más joven.
Aquí te damos algunas indicaciones de una dieta que evita grasas malas y fomenta el consumo de grasas buenas. Come aves sin piel y pescados ricos en omega-3 como salmón y trucha. Obviamente hay que omitir carnes o de hecho cualquier producto procesado. Evita las grasas vegetales con cargadas con omega-6, como la canola y el aceite de soja, y elige preferentemente aceite de oliva extra virgen y evita dentro de lo posible calentarlo mucho. Consume cuanto puedas frutos secos y aguacates.