Por esa razón, no es sorprendente que los psicólogos nos aborden ahora con esta analogía: si se está comiendo o bebiendo demasiado, es posible que se tenga hambre de relaciones.
Según expertos que han estudiado este tema a fondo, sentirse solo activa el sistema nervioso simpático de una manera crónica, lo cual conlleva a una producción regular de hormonas de estrés. Es por esa razón que al comer excesivamente o consumir alcohol, lo que estamos haciendo es tratando de aliviar esa incomodidad.
El 35 por ciento de los adultos mayores de 45 años dicen estar solos. La soledad crónica se asocia con episodios de melancolía, insomnio, dolor de cabeza crónico o dolor de espalda, e incluso presión arterial elevada. Afortunadamente los expertos nos proponen otras formas de aliviar el sufrimiento causado por el aislamiento y de esa forma mejorar la salud.
Entre los consejos esta por ejemplo encontrar un puesto de trabajo o como voluntario, en caso de tener tiempo libre, en una organización que desempeñe actividades que le parezcan loables. De esa forma se puede salir de los rollos que se llevan en la cabeza e interactuar con personas comprensivas y que pueden mejorar una autoestima lesionada.
Escribir una lista de personas con las que sería agradable ponerse en contacto, es otro de los consejos que podemos encontrar. Viejos amigos de la escuela, antiguos colegas o familiares, siempre son una buena idea para comenzar. Una metodología puede ser elegir un nombre a la semana y contactar. Si no es posible hacerlo de esa manera, podría bastar con llamar o incluso enviar un correo electrónico.
Un tercer consejo es lleve un registro de lo que se come o bebe y del estado de ánimo general. De esa forma, viendo la relación entre los dos factores, es posible ver físicamente el progreso y los factores que más benefician o perjudican.