Datos sobre 2,000 adolescentes indican que estar cerca de amigos y pasar un buen rato reduce el riesgo de depresión a la mitad y duplica la probabilidad de recuperarse de la misma. Y, no solo eso, como dijimos antes los amigos pueden ayudar a alguien que siente mal a sentirse mejor con el simple hecho de estar cerca, pero no al contrario. Alguien triste difícilmente arrastrará a la depresión a las personas que tiene a su alrededor. En otras palabras, la felicidad es mucho más contagiosa que la tristeza.
Este estudio en realidad no es muy sorprendente, porque ya se ha venido insistiendo desde hace tiempo en el poder de la felicidad para mejorar la vida. Por lo tanto, si se desea aumentar la salud tanto en el cuerpo como en la mente, una buena forma de empezar es explotando la parte divertida que hay en cada uno.
Si se te dificulta un poco hacerlo, o no se te ocurre como, puedes unirte a un grupo de personas entusiastas que se dediquen a hacer algo que siempre hayas querido hacer o que ya hayas hecho, como hacer algún deporte, andar en bicicleta, comprar antigüedades, trabajar como voluntario en una organización de benéfica o una iglesia, caminar o trotar, aprender un idioma o participar hacer teatro.