Al parecer, al consumir este tipo de alimentos como vegetales, frutos secos o pan de grano entero, se genera un aumento mínimo y muy suave de glucosa en la sangre, debido a que contienen carbohidratos que son absorbidos poco a poco por el cuerpo.
Dicho estudio, publicado en una reconocida revista de salud y nutrición, pidió a los participantes llenar largos cuestionarios sobre sus hábitos alimenticios. Además de esa información se les pidió describir la calidad de sueño tanto al principio del mismo como tres años después, una vez terminada la investigación.
Entre otras cosas, los resultados revelados después del análisis, mostraron que aquellas personas que llevaban una dieta con un índice glucémico más alto tenían un 11 por ciento más de probabilidad de padecer del dicho trastorno del sueño.
Es importante subrayar que la investigación no concluyó que una ingesta de alimentos de bajo índice glucémico reduce el insomnio, sino que las personas que los consumen tienen menos riesgo de sufrirlo. Específicamente, aquellos del grupo que comían más frutas y vegetales eran 14 por ciento menos propensos de tener dificultades a la hora de dormir y aquellos quienes consumían más fibra tenían 13 por ciento menos probabilidad de desarrollar el trastorno en comparación de aquellos comían harinas refinadas quienes presentaron un 16 por ciento más de riesgo.
Aunque el estudio se hizo de forma profunda y tomando en cuenta muchas variables con el fin de obtener resultados concretos y definitorios, es todavía imposible confirmar una relación de causa y efecto debido a que para hacerlo harían falta efectuar más estudios con otras variables dietéticas.