Debido a que en Suecia todos los perros están registrados en una base de datos y pueden ser fácilmente identificados, pudo analizarse una muestra demográfica de 3 y medio millones de personas de entre 40 y 80 años.
El estudio que tuvo una duración de 12 años empezó por descartar los datos de personas que tuvieran un historial cardiovascular comprometido, para seguir con una valoración estadística de factores como edad, sexo, estado civil, ingresos, entre otros. Los resultados sugirieron que tener un perro reduce el riesgo de muerte por causas cardiovasculares en un 23 por ciento.
Lo curioso es que el efecto positivo se incrementaba cuando el perro era sabueso o cazador en comparación a otras razas, y aunque los investigadores no tienen una respuesta clara sobre este efecto, sugieren que puede deberse a la personalidad misma del propietario que prefiere una raza sobre otra.
Y aunque el estudio no es suficientemente concluyente, en general, los expertos aseguran que tener un perro es un pretexto excelente para salir y hacer ejercicio, además de que representan un apoyo emocional y social.