Los investigadores oriundos de Escocia empezaron la investigación con un universo de 75 mil personas nacidas en la tercera década del siglo pasado, cantidad que representa el 94 por ciento de los nacimientos registrados ese año en el país.
Los sujetos se sometieron a test generales de inteligencia en el 47 y se registraron los resultados. Para el año 2015 había registro de muerte y su causa del 34 por ciento y el 40 por ciento vivía todavía en el área.
Al descartar otros factores que podrían haber alterado el estudio como los socioeconómicos, de salud, entre otros, los científicos encontraron una relación entre las personas que tenían los escores más bajos en los test de inteligencia que se habían hecho décadas atrás y muertes por condiciones cardíacas, respiratorias, cáncer de pulmón o estómago.
Los expertos aseguran que, aunque todas esas enfermedades están estrechamente relacionadas con el hábito de fumar y que de hecho esto explica parte de las causas de muerte, la influencia que representa esta variable fue considerada y aun así el vínculo no desaparecía. Por otro lado, los resultados obtenidos no reflejan vínculo alguno entre tener menor inteligencia y cánceres no relacionados a fumar o suicidio, pero sí con muerte causada por lesiones de accidentes.
El estudio se concluye con más dudas que certezas, ya que las razones por las que esto ocurre están lejos de ser explicadas. Sin embargo, los científicos involucrados declararon que es posible que cuestiones genéticas, de educación, de estilo de vida pueden jugar un papel importante en estos casos.