El seguimiento que se hizo a lo largo de cuatro años, examinó la saliva de varios centenares de mujeres que intentaban quedar embarazadas. A través de las muestras de este fluido obtenidas regularmente durante toda la investigación se buscaban indicadores relacionados con el estrés.
Una vez recogida la información en una base de datos, se cruzaba con la actualización que arrojaba el monitoreo. Hubo sujetos que lograron el embarazo en una etapa muy temprana del estudio, sin embargo, se les incluyó también para una posterior comparación.
Al llegar final de la investigación, el 85 por ciento de las mujeres habían logrado quedar embarazadas y los resultados publicados en una revista especializada en el tema, revelan que los individuos que tenían en su saliva una alta concentración de una enzima relacionada con el estrés, tenían el doble de riesgo de infertilidad.
Aunque las conclusiones se obtuvieron aun habiendo tomando en cuenta factores que podían contaminar los resultados como la edad, raza, ingresos económicos y salud, los científicos subrayan que la enzima que presuntamente puede incrementar la infertilidad sugiere estrés por períodos prolongados.
Además, los expertos sugieren que, antes de someterse a cualquier tratamiento, sería buena idea considerar técnicas de reducción del estrés como la meditación, el tai chi, el yoga, los cuales, en cualquier caso, tienen un impacto positivo en la salud.