Para llegar a esta conclusión, expertos evaluaron a un grupo de niños en edad preescolar a través de un test que consistía en mostrar gráficos a los sujetos momentos después de haberse levantado para después hacerles recordar detalles específicos.
Después de la primera parte de la prueba, se formaron dos grupos con la intención de fomentar el hábito de la siesta en uno de ellos. Los dos grupos seguían durante el día con sus actividades rutinarias, sin embargo, la porción con la nueva costumbre dormía siempre después de medio día.
Al continuar las pruebas, los investigadores pudieron constatar que el grupo con esta nueva práctica tenía mejores resultados, aun habiendo pasado muy pocos días, en comparación al grupo que se mantenía despierto duramente todo el día.
Los expertos están de acuerdo en que hay actualmente varias escuelas preescolares que incluyen la siesta en sus listas de actividades. Puede parecer una pérdida de tiempo, sin embargo, no lo es. Las siestas ayudan a mejorar el rendimiento del cerebro, aseguraron.