Es así como el mismo estrés puede afectar las señales nerviosas en nuestra piel, causando un desequilibrio de hormonas y químicos, lo cual aumentan la producción de grasa.
Aunque es casi imposible eliminar el estrés por completo, hay formas de combatirlo. Es buena idea tener a mano trucos para relajarnos durante 5 o 10 minutos y probar técnicas de mayor duración, como el ejercicio, para aumentar la capacidad de adaptación de su cuerpo.
Afortunadamente, la mayoría del acné también reacciona a los tratamientos tópicos. Hay un ingrediente, por ejemplo, que se llama beta-hidroxiácido conocido como ácido salicílico. Este químico soluble en aceite penetra muy bien en los poros para desatascarlos y limpiarlos. Sin embargo, hay que tener cuidado con él, ya que si es muy fuerte o se aplica demasiado puede secar e incluso irritar la piel.
Así que, con una aplicación cuidadosa, los tratamientos nocturnos, son una bendición para atacar las áreas problemáticas sin dañar la piel. Los geles que contienen extractos de pepino también son muy efectivos, además de ayudar a evitar la hiperpigmentación.