Una buena forma de prevenir y tratar la depresión, una de las principales enfermedades mentales y más común en todo el mundo, es realizar ejercicio suficiente. Los estudios han demostrado que, si bien la actividad física ayuda a levantar los ánimos, la reducción de los niveles de actividad es un gran factor de riesgo para caer en la depresión.
Existe una explicación médica para este efecto antidepresivo del ejercicio, ya que la serotonina, una sustancia química del cerebro, que además a menudo se utiliza en el tratamiento clínico de la depresión, se produce en cantidades cada vez mayores durante el ejercicio. Esto, a su vez, aumenta la plasticidad del cerebro, cuestión que también ayuda a controlar la depresión.
Sin embargo, es bastante cierto también que cuando se experimenta un ataque de depresión, el ejercicio es lo último en lo que se piensa. ¿Cómo se pueden integrar esta actividad en un momento tan crítico? Quizás conseguir un instructor ayudaría muchísimo en estos momentos tan duros. Nunca debemos de subestimar el impacto de alguien más motivándote y animándote a involucrarte en rutinas de ejercicio.