Los electrolitos mejoran la osmolalidad del plasma, y por lo tanto nuestros riñones no expulsen tanta agua. De esa manera, también ayudamos a mantener la sangre circulando adecuadamente en el cerebro.
También se recomienda hacer ejercicios de estiramiento con cuello o aplicar una almohadilla térmica en la parte posterior de la cabeza, específicamente en la nuca, para aflojar y calentar la zona antes de hacer ejercicio.
Algo que también puede ser crítico es prestar atención a la respiración y activar el sistema nervioso parasimpático, según los expertos. Las investigaciones han demostrado que el entrenamiento respiratorio tipo pranayama, puede ayudar a a la regulación parasimpática, reducir las citoquinas proinflamatorias y aumentar las antiinflamatorias.
Dependiendo de la gravedad, los dolores de cabeza inducidos por el ejercicio podrían necesitar ser evaluados por un médico o no. Particularmente si los síntomas ocurren conjuntamente con visión doble, falta de aliento, náusea o vómito.
Cuando son leves o se desencadenan por deshidratación, demasiado sol o baja azúcar en la sangre, los síntomas se pueden controlarse. La hidratación es clave: el agua, los electrolitos e incluso ciertos tés pueden ayudar a calmar los síntomas.