Aunque una edad avanzada de más de 65 años y ser del sexo femenino aumenta el riesgo de derrame cerebral, no significa que los adultos más jóvenes masculinos estén fuera de peligro; ese grupo también debe permanecer atento y cuidarse. De hecho, en los últimos decenios, los accidentes cerebrovasculares han aumentado en los adultos jóvenes, especialmente en los hombres.
Las desigualdades raciales en materia de salud también son evidentes. Al parecer, los accidentes cerebrovasculares afectan más a personas de raza negra o a mestizos que a personas blancas o asiáticas. De hecho, el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y de morir a causa de él es casi el doble para una persona de color que para quien es blanco.
El tratamiento y manejo de enfermedades como la anemia drepanocítica o problemas previos cardíacos o disminuye el riesgo de sufrir de este tipo de accidentes. Además, el poner atención a la presión arterial alta, al colesterol alto, a la obesidad y a la diabetes de tipo 2, si se padecen, también ayuda a disminuir el riesgo de derrame cerebral.
Por último, dos hábitos de comunes como el consumo excesivo de alcohol y tabaco se deben eliminar si buscamos disminuir al máximo las posibilidades de sufrir un percance de este tipo.