El exceso de este líquido en nuestro organismo diluye las concentraciones de electrolitos en la sangre y causa un desequilibrio en los sistemas del cuerpo. Los electrolitos, como el sodio, el potasio, el magnesio y el calcio, son iones cargados que llevan a cabo muchos procesos celulares y cuando su concentración en la sangre es demasiado baja, hace que casi todos los procesos celulares sean menos eficientes o casi imposibles.
El desequilibrio electrolítico más común, que puede ser causado por beber demasiada agua, se denomina hiponatremia o bajo nivel de sodio en la sangre. La versión leve se caracteriza por síntomas en tracto gastrointestinal, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, mientras que en los casos más graves se produce un exceso de agua e hinchazón en el cerebro, lo que provoca convulsiones, comas o deterioro del estado mental.
Este fenómeno es común en personas que pasan por programas de entrenamiento intensivo, incluyendo corredores de triatlón o ultra maratón, miembros del ejército o atletas profesionales. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, la sed extrema también puede ser desencadenada por diuréticos o por altos niveles de azúcar en la sangre.