POR QUE SE QUEJA TANTO MI HIJO?


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Por EQUIPO ABARREY, 2018©
A veces, los niños pueden ser insoportables. Se quejan cuando tienen que la tarea, cuando su hermano tiene algo que él no tiene, cuando irse a la cama o cuando le pides comerse las verduras.

A veces, se quejan tanto, que empezamos a creer que vivir así es algo normal, pero no tiene porque ser así.

Según algunos pediatras, los niños se quejan por una razón muy simple: Porque les funciona. El lloriqueo llama la atención de los padres. Ese sonido agudo y molesto es sumamente eficaz cuando desean ser atendidos.

La prevención

Los expertos explican que los niños no lo hacen con alevosía y ventaja, sino que aprenden a comportarse de así, principalmente por actitudes de los padres. Si un niño pide algo educadamente y el padre no le responde a la primera o a la segunda, el niño instintivamente va a subir de tono. Los niños más pequeño puede incluso gritar o soltar una rabieta. Pero un niño mayor, que tiene más autocontrol, probablemente no se comporte tan incontroladamente, sino que en su lugar, se queja.

Es mejor para responder inmediatamente cuando el niño está tranquilo, si es posible. Si estas al teléfono o a mitad de una conversación, haz contacto visual con tu hijo y hazle saber con alguna seña que en un momento más lo vas a atender. Luego, cuando termines, dale a tu niño la atención que merece.

Una llamada de atención


Los expertos recomiendan que cuando la situación se salga de control, contar hasta tres y respirar profundamente. Recuerda que tu hijo no quiere irritarte a propósito, solo está pidiendo ayuda.

Una vez tranquila, explícale a tu hijo que no te gusta que grite, y que si desea algo, solamente tiene que pedirlo. Después, puedes darle un ejemplo exacto de cómo te gustaría que te pidiera las cosas.

Si tu hijo está más quejumbroso de lo normal, y estas segura de que no es por alguna enfermedad, trata de ver más allá de lo evidente. Pregúntate a ti misma, ¿He estado mas ocupada últimamente? ¿Quiere más atención por alguna razón? ¿Ha cambiado de alguna forma su rutina? A menudo, los lloriqueos de los niños son una señal que nos dicen: "Es hora de ponerle más atención al niño".

Pasa más tiempo con él. Lean un poco, cocinen, o hagan alguna otra cosa que el niño disfrute. Unos pocos minutos al día de conexión con tu hijo puede hacer una gran diferencia.

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