Uno de estos compuestos son los parabenos, un grupo de conservantes que impiden el crecimiento de microbios, como levaduras, mohos y bacterias. Se encuentran regularmente en casi todos los productos de cuidado personal: desodorantes, champús, acondicionadores, lociones y protectores solares. En Europa ya se han prohibido cinco parabenos: isopropilparabeno, isobutilparabeno, fenilparabeno, bencilparabeno y pentiloparabeno. Otros están estrictamente regulados.
En otros países, sin embargo, las instituciones regulatorias de salud alegan que no se tiene información que demuestre que estos compuestos, tal como se utilizan en los cosméticos, tengan un efecto sobre la salud humana.
La cuestión es que, si estuviéramos expuestos a los parabenos sólo ocasionalmente, el cuerpo podría eliminarlos. Pero como una cantidad grandísima de uso diario, sus efectos acumulativos aumentan rápidamente la carga tóxica del organismo.
Hay organizaciones independientes que han relacionado a los parabenos con daños reproductivos, ya que, según las observaciones, pueden actuar como estrógeno en el cuerpo y alterar el funcionamiento normal de los sistemas hormonales, afectando así el funcionamiento del sistema reproductivo masculino y femenino, el desarrollo reproductivo, la fertilidad y a los bebés.
En cuanto a los conservantes menos dañinos, hay muchos. Según expertos algunas empresas utilizan alcoholes de origen vegetal como alternativa a estos compuestos tóxicos. El hamamelis también es muy bueno como alternativa, por ejemplo, además de que tiene una propiedad naturalmente antibacteriana.