El consumo de mucho azúcar extra se asocia a numerosos problemas de salud, como las enfermedades cardíacas, la hipertensión, la diabetes de tipo 2 y el cáncer. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que incluso cantidades moderadas pueden estimular cambios metabólicos perjudiciales.
En un estudio reciente publicado en una reconocida revista médica, investigadores suizos observaron a 94 participantes masculinos sanos de entre 18 y 30 años durante las siete semanas. A la mayoría de los individuos se les pidió que consumieran bebidas endulzadas con un tipo diferente de azúcar, esto es fructosa, glucosa o sacarosa, mientras que a un pequeño grupo de voluntarios se les pidió que se abstuvieran por completo de tomar bebidas endulzadas.
A diferencia de los estudios anteriores, en los que se consumieron grandes cantidades de azúcar extra, el total consumido en este fue de 80 gramos al día, apenas superior al límite recomendado por instituciones de salud.
No obstante, los investigadores descubrieron que los participantes que consumían bebidas con fructosa o sacarosa empezaban a producir grasa en el hígado al doble de velocidad que los del grupo que tomaban glucosa y los que no tomaban nada. Además, esto seguía sucediendo más de 12 horas después de la última comida o consumo de azúcar.
Los expertos también se sorprendieron al observar que las bebidas que contenían sacarosa, las cuales no se habían asociado previamente con este tipo de cambios, en realidad conducían a tasas de producción de grasa ligeramente más altas que las bebidas endulzadas con fructosa.
Estos resultados, según los investigadores, representan un paso fundamental para identificar los efectos nocivos de los azúcares añadidos e informar sobre las futuras directrices dietéticas.