Si se sabe cómo, la forma de abordar la situación puede marcar la diferencia. Es importante escuchar y aunque es posible que ese ser querido se sienta ninguneado o poco apreciado en el trabajo o la escuela. Algunas preguntas suaves del tipo ¿Cómo va el trabajo? o ¿Cómo te hace sentir eso? harán que se inicie el diálogo y en ese momento, lo mejor es escuchar.
Ser constructivo también es vital. Hay que intentar comenzar la respuesta que o el consejo se quiera dar con algo positivo. Hablar de cómo sobresale en el trabajo o la escuela o recordar un logro reciente es algo que le puede hacer sentir bien.
Debido a que probablemente ya se sienten desbordados, las personas que experimentan ese tipo de agotamiento pueden cerrarse cuando se les da un consejo. Enmarcar las sugerencias con preguntas del tipo "¿Crees que podrías hablar con tu supervisor?, ¿Hay algo que yo o cualquier otra persona pueda hacer para apoyar? pueden ser una salida.
Y es que es común que sintamos el impulso de sobresaltar y empatizar con los sentimientos negativos o las quejas de nuestro ser querido. Pero es mejor intentar ofrecer comprensión por las frustraciones o los sentimientos, sugiriendo al mismo tiempo que puede haber más opciones de las que son aparentes en este momento.
Aunque poner a su disposición recursos sobre temas de este tipo sería útil, es bueno también evitar que se centre en el tema. Un poco de distracción y de temas cotidianos sin importancia ayudan a bajar la tensión y a despejar la mente para atajar la situación con una visión renovada.