Una de las teorías es que el factor de crecimiento similar a la insulina 1 presente en los lácteos estimula las glándulas sebáceas productoras de grasa. Otro causante pueden ser los carbohidratos refinados. Nuestro cuerpo convierte las harinas refinadas y el azúcar de los productos horneados, incluyendo pan dulce, galletas, panes y muchos alimentos procesados, en glucosa, lo que eleva los niveles de insulina y aumenta la producción de grasa. Un estudio de 2012 descubrió que los participantes que consumían menos azúcar y menos pan dulce tenían menores tasas de acné.
Los científicos siguen debatiendo sobre si el chocolate causa acné y en caso de que sea así, qué es exactamente lo que tiene esta golosina que puede causarlo. Un pequeño estudio de 2017 sugiere que no solo la carga glucémica del chocolate puede ser la culpable. Cuando a los participantes con acné se les dieron gomitas o una barra de chocolate con leche, se observó que el grupo del chocolate tenía más incidencia 24 horas después. Otras investigaciones sugieren que el chocolate negro desencadena una respuesta incluso más agresiva del sistema inmunitario lo cual no solo causa acné sino que también aumenta la inflamación.
El último en la lista son los desencadenantes de alergias alimentarias. Cuando se ingiere un alérgeno, el sistema inmunitario crea anticuerpos específicos que liberan histamina para atacar al invasor percibido; esto puede dar lugar a eczemas, urticaria y otras irritaciones de la piel. Del mismo modo, las sensibilidades alimentarias pueden alterar el microbioma intestinal y provocar problemas cutáneos. Las pruebas de alergia y una dieta de eliminación pueden ayudarle a identificar los desencadenantes.