Uno de ellos es escribir sobre las experiencias, emociones y pensamientos respecto a las causas y consecuencias del trauma. Las investigaciones demuestran que quienes escriben sobre sus vidas dan un mejor sentido a sus historias, reportan mejores calificaciones, muestran menos síntomas de ansiedad y depresión y gozan de sistemas inmunológicos más poderosos.
Sentirse parte de un propósito mayor es vital para encontrar el sentido. Una encuesta realizada a 28 conserjes de un gran hospital del Medio Oeste descubrió que cuando sentían que los médicos o las enfermeras los reconocían en lugar de desvalorizarlos, empezaban a ver su trabajo como algo significativo. Muchos incluso empezaron a verse a sí mismos como cuidadores. Por lo tanto, cultivar ese sentido de pertenencia suele ayudar mucho.
Los estudiantes de secundaria que creían que sus estudios les permitirían cumplir un propósito vital obtuvieron mejores notas en matemáticas y ciencias varios meses después. Se puede probar manteniendo una mentalidad enfocada a una intención.
Nótese además que, quienes tienen gran capacidad de recuperación recurren a fuentes de fuerza superiores a ellos mismos. Un estudio encontró que los estudiantes universitarios que pasaban un minuto viendo un paisaje de árboles de 200 pies de altura, se volvieron más altruistas que los que pasaban un minuto mirando un edificio alto. Los investigadores concluyeron que las personas inspiradas por la magnificencia se sienten menos importantes, lo que les lleva a ser más generosos. Esta inspiración también puede ser una pequeña pieza que sirva en el proceso de salida de esos lugares complicados que suelen aparen en la vida.