Cuando la pareja siempre está con la mirada en el teléfono, se siente como un rechazo, y los rechazos pueden acumularse. Pero si le dices que siempre está con el teléfono a tu pareja, es probable que haya resentimientos o malentendidos, cuestión que queremos evitar.
Los expertos sugieren que las parejas que luchan con este problema acuerden establecer algunos límites en torno al uso del teléfono. Tal como se suele hacer con los niños. Así, se mantiene una comunicación abierta y lo mejor es que el acuerdo sea mutuo, para que el usuario frecuente del teléfono no se sienta culpado, se lleve a cabo con palabras como nosotros en lugar de tú. Un buen ejemplo puede ser establecer una hora de cena sin teléfono, o a apagar los teléfonos a las 8 de la noche.
Si su pareja cree que tiene que estar disponible para el trabajo, se pueden establecer períodos de 15 minutos para ver los mensajes, pero es importante que estén programados. Hay que decidir cuándo será lo menos perjudicial para la convivencia.
En caso de que estos consejos no funcionen, hay que insistir en la idea de pasar tiempo sin interrupciones. Comprometerse en una hora en la que el trabajo haya terminado suele funcionar. Si el teléfono no es realmente un obstáculo, debería ser fácil establecer un período de tiempo sin interrupciones. Si colgarlo es un reto, eso sólo demuestra lo importante y necesaria que es un espacio compartido sin teléfono.