Una forma de hacerlo es mediante la práctica de técnicas de relajación como la meditación, el yoga o la respiración profunda, las cuales permiten a reducir el estrés, la ansiedad y nos abren la puerta para ver las cosas con más claridad.
Hay quienes encuentran útil exponerse gradualmente a aquella situación que genera miedo. Este tipo de técnica se conoce como terapia de exposición. Cuando nos acostumbramos a la situación, el miedo va disminuyendo.
Algo que puede ayudar bastante en este menester es aprender a manejar tus pensamientos, o como se denomina profesionalmente, terapia cognitiva. El objetivo es identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos que puedan estar contribuyendo a dicho miedo.
Además, es importante tener una buena comunicación con amigos y familiares, hablar sobre lo que sentimos. Contar con una red de apoyo. Si el miedo se vuelve abrumador o interfiere en nuestra vida diaria, lo mejor siempre es buscar ayuda.
Es difícil gestionar las emociones en tiempos inciertos. Todos sentimos miedo cuando no sabemos que nos espera detrás de la esquina, pero es importante aprender a gestionarlo mediante cualquier práctica o técnica. Así estamos asegurándonos una vida más plena y libre de estrés y ansiedad.