Una forma de mejorarlo es mediante una dieta equilibrada y rica en frutas, verduras y de nutrientes esenciales. Consumir alimentos ricos en vitamina C, vitamina D, vitamina E, zinc y selenio pueden ayudar a fortalecer esta red compleja de componentes orgánicos.
El ejercicio regular es de gran ayuda también, ya que ayuda a aumentar la producción de células inmunológicas y a mejorar la circulación de la sangre, función que permite llevarlas allá donde son necesarias. El sueño es otro de los factores determinantes en el hecho de tener o no un sistema inmunológico fuerte junto con la capacidad de gestionar el estrés.
Existe una gran cantidad de formas para mejorar este sistema que nos protege, pero en general, seguir una dieta equilibrada y rica en nutrientes esenciales, hacer ejercicio regularmente, dormir bien y eliminar el estrés en la medida de los posible, es suficiente.