Precalienta el horno a 220 grados C. Fríe el ajo en el aceite de oliva para mezclar los sabores. En otro recipiente, combina el pan rallado y el queso parmesano. Sumerge las pechugas de pollo en el aceite de oliva y la mezcla de ajo, y después en la mezcla de migas de pan. Y coloca en un plato poco profundo para hornear.
Cocina en el horno precalentado durante 30 a 35 minutos, hasta que pierda el color rosado y los jugos salgan transparentes.