En un tazón grande mezclamos la harina, la sal y el polvo para hornear. Una vez hecho esto tenemos que pasar por un colador toda la mezcla o cernirla para evitar cualquier grumo que haya en la harina.
La mantequilla tiene que estar muy fría, de preferencia ponla en el congelador 1 hora antes de usarla. La cortamos en pedazos del tamaño de un cacahuate y la agregamos a la mezcla de harina. Con las manos vamos desintegrándola muy bien.
Una vez desintegrada la mantequilla agregamos el huevo y seguimos mezclando con las manos, va a empezar a formarse una masa, pero todavía muy seca. Vamos agregando poco a poco el agua, la cual también tiene que estar muy fría.
Son aproximadamente 2 cucharadas de agua las que vas a necesitar, sin embargo, es probable que necesites más. Si es así, agrégala poco a poco hasta que la masa no se te pegue en las manos. Una vez lista la masa, envuelve en un plástico y refrigera por lo menos 30 minutos antes de usarla.