En un tazón grande agregamos todos los ingredientes secos, la harina, el azúcar y mezclamos bien hasta integrar. Una vez bien mezclados los ingredientes secos, incorporamos la manteca, mezclamos bien hasta obtener una masa trabajable. Reservamos.
En un cazo ponemos a calentar 1 taza de agua y agregamos una varita de canela. Una vez que rompa el primer hervor dejamos calentando por 5 minutos, retiramos del fuego y dejamos enfriar por otros 10 minutos. Una vez pasado este tiempo le sacamos al agua 3 cucharadas y vamos vertiéndola poco a poco en la masa que dejamos reservada hasta lograr una masa suave que no se nos pega. Debemos tener cuidado de no agregar demasiada agua a la masa ya que se nos puede echar a perder.
En una tabla ponemos un poco de harina y extendemos la masa hasta que nos quede de aproximadamente 5 milímetros. Con la ayuda de algún molde vamos cortando generando las galletas y las vamos poniendo en una charola para horno con suficiente espacio entre ellas.
A continuación, las horneamos de 13 minutos en un horno precalentado a 180 grados centígrados. Mientras esperamos a que salgan las galletas, mezclamos en un plato hondo la taza de azúcar con 2 cucharaditas de canela en polvo. Una vez que salgan de horno las galletas, las dejamos reposar por 10 minutos y pasado este tiempo las empanizamos en la mezcla de azúcar y canela.