Limpia bien las fresas, quítales el rabito y trocéalas. En un recipiente agrega los trozos de fresa y el yogurt. Licúa el contenido o tritura con una batidora de mano de modo que te quede un líquido espeso. Una vez que hayas batido bien pasa por el colador la mezcla para eliminar las semillitas de fresa que hayan podido quedar. Agrega la leche condensada y vuelve a licuar o batir.
Pon la mezcla en un recipiente cubierto por un plástico de cocina. Baja el nivel del plástico, de modo que este en contacto con la mezcla. Esto es específicamente importante, ya que si no lo haces, la mezcla se va a cristalizar. Una vez bien cubierta la base de helado, métela al congelador por 2 horas.
Saca del congelador el recipiente y vuelve a batir la mezcla, la cual estará helada pero no lista todavía. Vuelve a cubrir con plástico y una vez más asegúrate que este esté en contacto con la base de helado. Vuelve a meterlo al congelador por 2 horas.
Saca de nuevo el recipiente y repite la operación. Bate de nuevo la mezcla y una vez que hayas unido bien las partes congeladas de las que no están congeladas aún, vuelve a cubrir con plástico de la misma manera que lo has estado haciendo y mete al congelador por 2 horas más. ¡Terminaste! Para que te queden bien hechas las bolas de nieve moja bien la cuchara de helado antes de hacerlas.