Precalienta el horno a 180 C.
En un tazón grande con agua y una cucharada de sal sumerge las rodajas de berenjena para quitarles un poco lo amargo. Déjalas en remojo, por 10 minutos o media hora si tienes tiempo. Después, pasados los 30 minutos, extiende un trapo de cocina y coloca todas las rodajas de berenjena en orden para poderles quitar el exceso de agua. Pon otro trapo limpio encima y presiona un poco para secarlas.
En un sartén caliente con un poco de aceite tuesta un poco las berenjenas por los dos lados. No necesitas cocinarlas completamente, ni poner mucho aceite. En cuanto se empiezan a tostar un poco ya están listas.
En un refractario para horno, pon papel encerado para que puedas desmoldar fácilmente. Cubre bien el fondo con berenjenas, poniendo atención especial en que no haya espacios vacios. Puedes encimar una berenjena sobre otra, pero calcula bien que te alcancen para 3 capas. Cuando termines la primer capa unta con salsa de tomate, pon una capa de jamón y otra de queso. Vuelve a poner una capa de berenjenas, unta con salsa de tomate, pon otra capa de jamón y otra de queso para gratinar. Para finalizar cubre con otra capa de berenjenas.
En un recipiente mezcla la leche y los huevos. Sazona con sal y pimienta. Bate bien y viértelo sobre el pastel poquito a poco para que se vaya absorbiendo bien. Rocía un poco con queso parmesano y hornea de 45 minutos a 60 minutos, o hasta que la parte de arriba este bien dorada.